Regresa a la gran pantalla Robert McCall, el veterano ex-agente del gobierno que decide seguir combatiendo por su cuenta contra delincuentes, secuestradores o cualquier tipo de extorsionador, por muy arriesgados que sean. Pero en esta ocasión, este justiciero va a tener que enfrentarse a un caso en el que entrarán en juego cuestiones muy personales. Y es que Susan Plummer, su compañera de la CIA, una ex-agente retirada, ha desaparecido. De esta manera, la misión hará que McCall se vea cara a cara con secuestradores y sicarios de alto nivel con los que nadie está a salvo, mientras que pone a prueba su tenacidad y habilidades ahora que alguien querido está en juego.
Magistral. El ending fue tan emotivo como una película de acción lo podría permitir. No puedo dejar de evocar a Gran Torino como una especie de reminiscencia, no obstante el parecido tan distante entre ambas películas.